martes, 22 de marzo de 2011

¡Boris nos necesita!

En su reunión del 28 de febrero de 2011, el Consejo Técnico de la Facultad de Filosofía y Letras, acuciado por el sector más reaccionario de la Universidad, decidió dar marcha atrás en el apoyo al cambio paradigmático que hacía algunos meses parecía consolidado. Desgraciadamente, la presión de los conservadores fue demasiada, y los consejeros se vieron forzados a iniciar un procedimiento sancionatorio en contra del Dr. Boris Berenzon Gorn, quien con su coherente ausentismo nos había dado el mejor y más progresista de los ejemplos.

El Dr. Berenzon, traicionado por quienes hasta entonces habían apoyado incondicionalmente su revolucionaria propuesta docente, se encuentra ahora en serios problemas. Estos se ven agravados porque los comprobantes médicos que con tanta premura había presentado para excusar sus ausencias del semestre pasado citan como fechas de convalecencia días en que se encontraba participando en un Congreso Internacional y en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, así como jornadas en que su registro de asistencia presenta su firma. Lo que con gran desaliento no podemos sino calificar de torpeza es en realidad producto de un incorrecto cálculo político: el Dr. Berenzon con seguridad contaba con que la Dra. Gloria Villegas, directora de la Facultad, le ayudara a salir airoso. Y esto no era una presunción falta de fundamento, puesto que Gloria Villegas fue su directora de tesis de maestría y doctorado, botón de muestra del vínculo entre ellos que en otras ocasiones le había sido de mayor provecho.

Preocupado, Boris hizo un intento desesperado por recuperar el apoyo del Consejo Técnico. Consiguió el número de teléfono de la Consejera Técnica Estudiante de Historia y le llamó para relatarle su versión de los hechos. Pero, y nuevamente por esto no podemos sino culpar a la mala fortuna, la citada consejera no sólo es sin lugar a dudas una de las máximas expositoras de la conservadora reacción universitaria, sino que había estado inscrita en los cursos de Boris y de primera mano había experimentado su ausentismo, juzgándolo, por supuesto, errónea e injustamente. Insatisfecho, el Dr. Berenzon se hizo también del número telefónico del Consejero Universitario Estudiante para explicarle su situación, pero según parece corrió con igual suerte. Con tristeza constatamos como los esfuerzos del revolucionario docente por recabar apoyos extraoficialmente fracasan en forma sistemática ante la obstinada cerrazón de los estudiantes.

Sin embargo, hemos de congratular al profesor por una magnífica jugada, digna de la ejemplaridad que tan justificadamente le concedemos. La derecha estudiantil inscrita en el curso de Boris, formada por quienes el semestre pasado protestaron ante el Consejo Técnico exigiendo que el profesor les diera clases, se ha fragmentado. Los fundamentalistas, incapaces de apreciar la revolución paradigmática que se desenvolvía frente a sus ojos, decidieron inscribirse con otro profesor y se han desentendido del asunto. Y para calmar a los moderados, el Dr. Berenzon ha debido hacer una concesión que debemos entender como una astuta acción estratégica: está impartiendo su curso. Si bien únicamente da una de cada dos horas de sus sesiones, Boris ha entendido que los tiempos exigían cálculo: los estudiantes que se quedaron están ahora satisfechos porque ya tienen clases y progresivamente alcanzan la conclusión, gracias a la insistencia con que el profesor aborda el tema, de que contra nuestro adalid se ha alzado una conspiración política de grandes proporciones. En una sesión del curso, incluso, solicitó una computadora portátil a uno de sus estudiantes para redactar allí mismo una carta que todos pudieran suscribir para defenderlo. Esperemos que estos estudiantes, que por lo pronto han declinado continuar con su denuncia, entiendan la verdad de sus palabras y puedan así unirse incondicionalmente a las filas del progresismo.

Universitarios: la situación es desesperada, la revolución paradigmática necesita de nosotros. La más mínima sanción en contra del Dr. Berenzon implicaría un precedente nefasto para el progreso de nuestra institución: un retraso de años en la implementación de los proyectos que pondrían a nuestra Facultad en la vanguardia humana, que liberarían a su comunidad de la penosa e injusta obligación de trabajar. La Facultad de Filosofía y Letras no puede permitirse esto, nosotros, todos los que queremos un trabajo como el de Boris para cada persona en el mundo, no podemos contemplar inmóviles la demolición de los cimientos de nuestra utopía social. Por todo lo anterior, yo los invito este viernes 25 de marzo a la tercera sesión ordinaria del Consejo Técnico, a realizarse a partir de las 12 horas en la Sala del Consejo cuya puerta se encuentra junto a la del área de teatros. Aprovechemos que las sesiones son abiertas para mostrar con nuestra asistencia el apoyo incondicional con el que cuenta Boris en su comunidad. Demostremos juntos nuestra rotunda negativa a cualquier sanción exigiendo a coro “¡Impunidad, impunidad, impunidad!”; persuadamos a los consejeros indecisos de la justicia de nuestra posición adaptando el clásico “Quiere llorar” en: “¡Quiere faltar! ¡Quiere faltar!”; dejemos bien claro a la reacción que tanto razón como fuerza nos asisten al grito de “¡Boris, ausente; el pueblo está presente!”. Marquemos, así sea únicamente con nuestra digna e indignada presencia, que el tema sí nos concierne, y que su resolución no nos resulta en absoluto indiferente.

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