lunes, 21 de febrero de 2011

Contribución al cambio paradigmático en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM o Yo quiero un trabajo como el de Boris

Durante años he criticado de forma inmisericorde al ausentismo docente. Ahora sé, y lo reconozco sin vergüenza, que he sido profundamente injusta. La historia de la civilización humana ha sido la de la larga lucha por trabajar menos y comer más y mejor. Tecnologías fundamentales en nuestras vidas contemporáneas, como la licuadora, nos han permitido gozar de comodidades que nuestros ancestros ni siquiera hubieran soñado, y al mismo tiempo liberar cada vez más tiempo del trabajo para dedicarlo, por citar un ejemplo, a la televisión. Así, el profesor ausente no es un mediocre e irresponsable aviador que, amparado por una corrupta red de compañeros, cobra cínicamente un generoso salario a la universidad pública y se mofa con su actuar de colegas y estudiantes por igual. Nada de eso. El profesor ausentista nos da con su ausencia la mejor de las lecciones. Él es la vanguardia de nuestra especie, el individuo que ha conseguido llegar al último estadio del progreso social, el exponente máximo del nuevo paradigma: un mundo en el que el trabajo, que tontamente pensábamos era la base de la apropiación, haya sido erradicado de la sociedad humana.

Tomemos por caso a un prominente miembro de nuestra comunidad académica, el Doctor Boris Berenzon Gorn, profesor de tiempo completo de nuestra querida Facultad de Filosofía y Letras. En fechas recientes ha sido llamada la atención del Consejo Técnico sobre la cualidad que más netamente caracteriza la práctica docente del Dr. Berenzon: su ausencia. Y es aquí donde no podemos evitar hacer un reconocimiento al profesor, puesto que con él no hay medias tintas. No es uno de aquéllos que se ha apropiado del ausentismo de forma pragmática, presentándose ocasionalmente, manteniendo un perfil bajo. Hablamos aquí de un purista, de un hombre coherente que ha hecho del ausentismo una filosofía laboral y una bandera: hace años que el señor Boris pisa su salón de clases de forma absolutamente excepcional.

Decíamos, se presentó ante el Consejo Técnico una queja por esta incomprendida situación. No podía ser sino un grupo de retrógrados alumnos, empecinados en permanecer dentro de un paradigma caduco, el que osó exigir al máximo órgano de gobierno de la Facultad que interviniera para que el Dr. Berenzon impartiera las asignaturas de las que es profesor titular. Afortunadamente, el Consejo Técnico se comportó a la altura de la situación y, mediante un cuidadoso proceso que un observador ingenuo calificaría injustificadamente de corrupto, fue revirtiendo la situación hasta conseguir que ninguna sanción fuera aplicada. Yo aplaudo al Consejo Técnico, pues ha sabido proteger al más revolucionario fenómeno de nuestra comunidad utilizando para ello únicamente los recursos del paradigma anterior, por ejemplo, argumentos administrativos. Arguyendo que no existía una documentación probatoria de las inasistencias, sino únicamente el simple testimonio de generaciones de (retrógrados) alumnos, fue posible exonerar al Dr. Berenzon por “falta de pruebas”. Esto es posible, claro está, gracias a un procedimiento cuidadosamente planificado para adelantarse a estas situaciones, el que permite a un profesor que no asiste a su curso modificar la lista de asistencia donde se registró su ausencia. Para esto le hacen falta únicamente dos instrumentos: una goma, puesto que la marca “falta” se consiga a lápiz, y una pluma. Un espíritu genuinamente previsor diseñó el sistema de tal forma que los docentes puedan “corregir” su ausencia hasta meses después de que ésta fue consignada, y justificarla, de ser necesario, de forma retroactiva con tantos comprobantes médicos como se requiera.

Habiendo enterado al lector de esta encomiable situación, me permito ahora proponer a su consideración algunos proyectos que, estoy segura, acelerarán enormemente el progreso de nuestra institución y la pondrán a la vanguardia de nuestra especie.

1) Creación de plazas de tiempo incompleto: Es evidente que las plazas de tiempo completo y de medio tiempo no fomentan en lo más mínimo el desarrollo del proceso civilizatorio del que es escenario nuestra Facultad, puesto que la Legislación Universitaria, y específicamente el Estatuto del Personal Académico (códigos legales que obstruyen el progreso al pretender que la realidad se ajuste a sus conservadores principios) contemplan sanciones graves contra el ausentismo. El profesor que decida recorrer la senda de la evolución se encontrará permanentemente expuesto a un eventual castigo: no siempre habrá un Consejo Técnico tan sensible al progreso humano como el que hoy tenemos. Por esto, es necesario crear plazas de “tiempo incompleto”, que no obliguen al académico a absolutamente nada, pero le reconozcan antigüedad, prestaciones y la posibilidad de ingresar a programas de estímulos así como a asociaciones sindicales.

2) Desarrollo exponencial del sistema de adjuntías: Uno de los elementos claves en este revolucionario proceso social es la figura del profesor adjunto, que no sólo facilita sobremanera que el titular pueda jamás presentarse en su salón, sino que además le libera de toda la molesta carga administrativa que la docencia trae consigo. Considero que esta fortaleza de nuestro sistema académico debe ser potenciada al máximo: propongo que los estudiantes y trabajadores de la universidad también tengan adjuntos. Sería un importante paso hacia el futuro, pues la comunidad de la Facultad, entera, podría enviar a alguien más a trabajar por ellos a cambio de un salario mínimo. Eventualmente, por supuesto, los adjuntos podrían tener adjuntos, y establecer cadenas que permitan la disolución de la responsabilidad en una intrincada red cíclica.

3) Establecimiento del premio anual a la docencia “Boris Berenzon”: Un jurado compuesto por los más prominentes integrantes de esta revolución paradigmática, que podrían por supuesto enviar a sus adjuntos a las reuniones, seleccionaría anualmente al profesor que con su ausentismo haya sido más formativo para su alumnado y valioso para la comunidad en general. Se tomaría en cuenta la coherencia en la práctica docente, manifiesta en la asignación de generosas calificaciones aprobatorias a todos los estudiantes; pero también la entrega, puesto que caminar esta senda requiere de gran coraje, capacidad para soportar críticas constantes de los conservadores y el ánimo para intimidar a los estudiantes reacios al progreso. El premio consistiría en una fuerte cantidad de dinero y, por supuesto, en la publicación de un trabajo realizado por un adjunto bajo el nombre del ganador.

4) Apertura de la Cátedra Extraordinaria “Maestros del exilio docente”: Organizada por un cuantioso ejército de becarios y adjuntos, “Maestros del exilio docente” convocaría a los más destacados especialistas en ausentismo. Permitirá, en un ambiente óptimo garantizado por la asignación de generosos viáticos, intercambiar experiencias, generar vínculos solidarios y desarrollar estrategias conjuntas para la ampliación de esta nueva y prometedora ideología. Como es lógico, los participantes estarían exentos de presentarse a las sesiones, especialmente cuando sea su turno de exponer. Las excusas más creativas para ausentarse recibirán una mención destacada y anualmente se publicará una antología que las recopile todas.

La izquierda, durante años autoproclamada progresista, ha errado. La justicia social no se alcanzará al destruir los privilegios de los que hoy goza la elite. La verdadera justicia sólo será posible cuando estos magníficos privilegios sean patrimonio común. Espero que mis propuestas ayuden a ampliar el ausentismo y a reducir el estigma que sobre él injustamente pesa, peligroso subproducto de una mentalidad anclada en el pasado. Por mi parte, estoy satisfecha de concluir mis estudios universitarios teniendo, gracias al persistente ejemplo de estos verdaderos maestros, una certeza. No es poca cosa tomando en cuenta la crisis de las grandes ideologías políticas, la precariedad de la vida, el declive de las instituciones organizadoras de la modernidad y la experiencia posmoderna de la temporalidad cuya única seguridad es que en el futuro las cosas sólo pueden empeorar. Mi íntima certeza es la siguiente: yo quiero un trabajo como el de Boris. 

16 comentarios:

  1. Supongo que todo es sarcasmo e ironía, sería bueno que lo dijeras porque al menos yo que soy tan literal y poco certero en cual es la interpretación adecuada, no entiendo qué deseas en realidad. ¿De verdad quieres un trabajo como el de ese tipo haciendo lo que él? si no, entonces cuál es tu opinión y propuestas afirmativas reales, las meras burlas no dicen gran cosa según yo.

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    2. El sentido de la ironía está en que no se dice que es irónía. Un buen lector debe y sabe descubrirla. La ironía no obscurece, más bien no es transparente. Y la burla ha dicho más que otros tipos de tonos discursivos. Además el texto es muy claro. Digo, porque aunque no sea claro para usted, Bárbara sí establece su opinión de manera afirmativa y real.

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  2. Primer comentario (para la autora):
    En este texto percibo una poderosa llamada al purismo, y como yo aspiro a pertenecer al selecto grupo de personas tan puntillosas como el Dr. Berenzon, debo decir que encuentro un solo error en este, por lo demás, impecable texto: la falta de una "n" para completar la palabra "consigna" hacia el final del tercer párrafo (donde dice "se consiga a lápiz").
    Sin embargo, repito, fuera de este superficial error, el tema ha sido tratado, en mi opinión, con la fina ironía y la justificada sorna que merece.

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  3. Segundo comentario (para el Enterrado Trifolium con mala ortografía)
    Aplaudo que tenga usted el valor de reconocer su incapacidad para realizar aún el más simple ejercicio interpretativo de un texto: definitivamente, se requiere tener un coraje poco corriente para confesar un nivel de lectura tan primitivo. (Ah, y si con mi deliberada literalidad he echado a perder su miserable intento de esgrimir la ironía, sepa que no me disculpo, pues sólo estaría pagando con moneda de la misma especie de la suya).
    Las opiniones y "propuestas afirmativas reales" (¡válame, Dios, la frase! ¿qué cara tendrán -me pregunto- las "negativas artificiales"? Supongo que la misma que tiene un "trebol" soterrado) que desespera usted de encontrar, déjeme decirle, están muy claras y a la vista de todos. O de casi todos; excepto, claro, de gente como usted que insiste en leer sin abrir los párpados.
    Según usted (y en esta forma de ver las cosas debe sentirse muy solitario) "las meras burlas no dicen gran cosa". Yo le recordaría un conocido refrán; pero, para no cansar su limitada capacidad de lectura, me limitaré a decir que bastante dicen las tan serias objeciones suyas.
    Dicen, por ejemplo, que la pseudo ideología dizquierdista tiene una maravillosa capacidad para defender a sus adeptos en contra de las críticas; en especial, cuando éstas se presentan acompañadas de innegables evidencias que las sustentan. Para lo cual, individuos como usted adquieren el reflejo de enterrar la cabeza en la arena, como hacen ciertas aves, ante el peligro.
    Y ahora entiendo la razón de su seudónimo. En verdad, está muy bien escogido.

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  4. Ya empezaba a perder la fe en la juventud universitaria, cuando me encuentro con esto. La verdad es que encontré deliciosa la lectura de tan singular escrito; hace un buen tiempo que no disfrutaba tanto de la maravilla del lenguaje, y aún más de la ironía, la astucia, la agudeza y la inteligencia que puede manar de una universitaria.
    Espero, realmente, que este sea un incentivo en la comunidad estudiantil para hacer un cambio significativo en nuestra universidad. Nadie hará el cambio si nosotros no alzamos la voz para empezar.
    Aplaudo a tan magníficas mentes que hacen del lenguaje el arma más poderosa que poseemos los universitarios, y que (afortunada o desafortunadamente) no todos saben utilizar.
    Mariana Rodríguez
    Letras Hispánicas.

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  5. Mucho se podría decir, pero baste con celebrar que finalmente estamos viendo la creación de espacios de verdadera expresión crítica. El asunto es sencillo: no se necesitan esgrimir argumentos ideológicos, políticos, tribales, para denunciar lo evidente, lo cotidiano, lo vergonzoso que tantas generaciones de alumnos, y unos cuantos colegas, hemos tenido que tolerar a diario.
    Lo dicho, enhorabuena.

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  6. Versos para un crítico clorofílico:

    Buscaba yo -y aun sigo buscando-
    el verde talismán de la suerte favorable:
    el raro trébol cuatrifolio fabulado.

    En mi empeño,
    no dejé rincón de mi jardín inexplorado;
    ni flor, ni hoja, ni rama, ni brizna
    de mi inspección se escaparon.

    Desesperado por mi búsqueda frustrada
    -y frustrante-
    me di, por fin, a la tarea
    de cavar con mis propias manos.

    Mas, ay de mí, lo único que encontrar pude
    fue un triste "trebol"
    que, por despreciar -o temer- la claridad del sol,
    o por necia tozudez,
    o ignorancia de tamaño insospechado,
    echó raíz al aire...
    y creció enterrado.

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  7. Hace tiempo que no me metía a esto de los blogs, ya lo había abandonado hace tiempo. Sin embargo, al ver un enlace en mi facebook que me dirigía hacia esto, me sentí con ganas de comentar varias cosas.

    Es verdad que todos deseamos simplificar nuestra vida, y por eso existe casi toda la tecnología. Sin embargo, resulta ligeramente raro que propongan esto. Boris es seguidor en teoría del materialismo histórico, corriente que reivindica el trabajo y critica la división de clases sociales basándose en el nivel económico. En la teoría, él no puede participar en algo así, aunque en la práctica lo logre (nunca trabaja, y además es de una familia acomodadísima del DF, basta ver sus celulares que a cada rato cambia, o sus coches... incluso su volúmen). Por esto último, no estaría muy de acuerdo en que sea alguien coherente.

    Según tengo entendido, durante décadas se ha intentado quitar a este tipo del profesorado de la FFYL, y todos esos intentos han fracasado. Alfonsito Arellano terminó de patitas en la calle por sus actitudes, pero ni Ibarra ni este tipo saldrán fácilmente. Uno por dárselas a Rubial, y el otro porque siempre ha querido ser "académico". Analícenlo, el tipo puede estar trabajando durante toda su vida, pero no lo necesita, ya que nació en pañales de seda (posiblemente superelástica), no come cerdo (no por lo judío, sino porque no es ético para él comer.... ustedes me entienden) y no hay nada que el dinero no pueda comprar. Pregúntenle a Batman.

    Así que yo aconsejo que mejor dejen de inscribir la clase con este tipo. Sólo así se haría evidente que no da clases.

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  8. PD: No tomar muy en serio mi comentario. Me reí mucho. Además, no debería ser tan severo con Boris, es el único profesor que me ha dedicado una clase completa y me ha invitado a debatir por cosas que escribí en un blog que tengo. Traté de buscarlo para llevar a cabo ese debate pero jamás volví a encontrarlo en el horario que se supone da clase jajajaja

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  9. JA, está fantástico tu escrito, Bárbara! Tiene el tono y el perfil perfecto para publicarse en Terapia Académica. Te invito a visitar www.terapiacademica.wordpress.com, y mandarme una nota en caso de que quieras/aceptes (ojalá) publicar este texto también ahí. Felicidades por tu valor y x tu humor!!

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  10. El problema de esgrimir críticas sin ningún aparente, sólo aparente, marco ideológico, político, etc. es que acaban por ser extremadamente sospechosas. ¿Por qué emitir tan ambigua opinión justo en vísperas de las reforma al EPA? claro que Bárbara no propone nada, porque la solución está en puerta y viene del doctor Porro, digo Narro. Lean ustedes el proyecto, y percátense de que la Universidad está a la moda, y en lugar de democratizar los derechos los mutila a decretazos.
    Miren, yo no voy a defender a Boris. La manera en la que manipuló las riendas del Consejo para no sufrir sanción alguna es deleznable, pero fue una acción que tiene más que ver con las prácticas mafiosas y clánicas con las que operan Dirección y profesorado que con los derechos de los académicos, como Bárbara insinúa sin el valor de decirlo. No todos los profesores son como Boris por la simple razón de que la inmensa mayoría carece de la protección y de la redes de las que goza él . Estense truchas, la reforma al EPA es una flexibilización de los derechos laborales, encaminada a la privatización de la Universidad. La solución a los problemas del ausentismo y el "avío" es la democratización de los criterios de ingreso a la planta académica, no la mutililación de los derechos.

    A Daniel no le hagan mucho caso. Ese seudo literato que se ensaña de tamaña y fanática manera con el primero que discrepa un milímetro de su aborrecible ortodoxa, es cuñadito del señor Ruiz Islas, conotado reaccionario que no dudo que ponga a toda su familia a llenar los bloggs propios y ajenos de con su verborrea ultraconservadora. Así que donde dice "Daniel L.G.", debe leerse "Mafia de la familia Ruiz Islas y allegados", y si alguien pretende meterse con ellos aténgase a las prácticas borisquescas que se le vendrán encima.

    Y Samuel, creo que Boris no es el único en dejar a la mitad a las discusiones ¿verdad?. Nomás por no dejar: el materialismo histórico ¿¿"critica la división de (sic) clases sociales basándose en el nivel económico"?? ¡Carajo! ¿en qué semestre dices que estás?, y ni por error te has puesto a leer a Marx. Das pena ajena.
    Salud.

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  11. Quiero felicitarte por el exquisito tono sarcástico de tu publicación, en mi caso me parece una pena que a este tipo de docentes incluso les otorguen premios académicos, Boris fue mi maestro en la maestría, sólo asistió la primera clase y la última

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  12. ¿Cuál es la razón por la que no se sanciona a maestros que sólo "cumplen" el horario de clase para hablar mal de otros maestros como el caso de Alfredo Ruíz Islas?, y porque se permite que un sujeto tenga tanta injerencia en el Consejo Técnico de... como el maestro...
    Otra cosa, sobre la coordinación de historia corre el "falso" rumor de que a un sujeto del sexo femenino se le inventó un trabajo debido a que es amiga de cierto profesor que tiene mucha influencia, ¿porqué si se abrió esa plaza no se puso a concurso, o acaso está por honorarios?

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  13. Que hueva me dan todos con sus intentos de hacerse los intelectuales y sacando sus mejores palabras domingueras. Pasando a otra cosa, ya sabemos que nuestra queridísima UNAM es un globo muy inflado en el que son unos los que enseñan, y otros los investigadores en los que se fundamenta el supuesto nivel de excelencia que tiene. A mí me gustaría ver que las demás instituciones tuvieran siquiera la mitad de recursos que tiene la UNAM y que todos sus investigadores dieran clase y no sólo estuvieran metidos como ratas de laboratorio en institutos sin que nadie los moleste, haber si entregan los mismos resultados en condiciones similares, mientras sigan con investigadores y docentes por separado todo seguirá igual, así que ¡salud por el doctor Boris Berenzon Gorn!

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