miércoles, 17 de agosto de 2011

Carta abierta al Consejo Técnico de la Facultad de Filosofía y Letras

Con el permiso de su autor, publico esta carta abierta al Consejo Técnico que recibí hace unos días. Podemos considerarlo el primero de los epílogos con los que cerrar el ciclo abierto por Yo quiero un trabajo como el de Boris hace ya seis meses.



Carta abierta al Honorable Consejo Técnico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México
 
H. Consejo Técnico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México
 
PRESENTE
 
Por medio de la presente, me permito poner a su consideración dos propuestas que contribuirán al desarrollo institucional, académico y humano de la Facultad de Filosofía y Letras, encaminadas ambas a la profundización de la encomiable labor realizada por su Consejo Técnico durante el último año.
1) Acorde a la tradición de bautizar con nombres de profesores ilustres las aulas y espacios de la Facultad, propongo nombrar a la sala de firmas de asistencia “Boris Berenzon Gorn”. Con esta acción la Facultad reconocería al Dr. Boris Berenzon su voluntad inquebrantable de convertirla en un referente obligado para las instituciones de su género y su invaluable contribución a la génesis de un nuevo y revolucionario paradigma de docencia: el ausentismo. 
2) Ante la partida del Dr. Boris Berenzon a un periodo sabático en París, derecho inobjetable de todo académico que cuente con seis años de servicios cumplidos, fuerza es reinterpretar el significado de la sanción que el Consejo Técnico emitió en su caso. Hoy es claro lo que con el extrañamiento se quiso expresar en forma oficial: que la Facultad va a extrañarlo. Es por esto que propongo al Consejo Técnico la emisión de un segundo extrañamiento, esta vez dirigido a quien, con sus ininterrumpidos esfuerzos, ha contribuido irrefutablemente al mejoramiento de la Facultad de Filosofía y Letras: el mismo Consejo Técnico. Emitiendo un extrañamiento en contra de sí mismo el Consejo se adelantaría a la previsible nostalgia que embargará a la comunidad de la Facultad ante la inminente renovación de sus consejeros. Asimismo, el Consejo explicitaría los nuevos valores que con su actuar ha propuesto como ejes rectores de la vida de la Facultad:
a) Negligencia, patente en la desestimación de la denuncia original de los estudiantes del Dr. Boris Berenzon en noviembre de 2010, y corroborada en la constante insistencia sobre la supuesta jurisdicción y responsabilidad exclusiva de las coordinaciones, sin atribuciones para sancionar, en los casos de ausentismo docente.
b) Discrecionalidad, explícita ejemplarmente en el contraste entre la deliberada omisión del cumplimiento de la Legislación Universitaria en donde estipula que un profesor que acumule cinco faltas injustificadas será separado de su cargo, y el puntilloso cumplimiento del código en lo que se refiere al lento procedimiento para sancionar y los derechos de defensa y apelación del denunciado.
c) Cinismo, evidente en los argumentos usados por consejeros profesores para defender al Dr. Boris Berenzon, que incluyeron el riesgo de que una sanción administrativa generara un aluvión de quejas estudiantiles, o que privara al amonestado de algunos de sus “derechos”, tales como ser votado para puestos de representación universitaria.
d) Mendacidad, clara en la defensa que del Dr. Boris Berenzon hizo uno de sus colegas, señalando la posibilidad de que los estímulos económicos que el Sistema Nacional de Investigadores le otorga mensualmente se vieran afectados si se descubría que había mentido en sus informes al afirmar falsamente que impartía cursos en la Facultad. La solicitud de que tal argumento no constara en el acta de esa sesión, realizada el 25 de marzo de 2011, corrobora el compromiso con este innovador principio humanista.
e) Impunidad, obvia en el descarte indiscutido de cualquier pena superior o adicional al extrañamiento, que es apenas la mínima sanción administrativa. El Dr. Boris Berenzon, confeso de abandono injustificado de su curso y de alteración de las actas de asistencia, conserva su plaza, los salarios cobrados sin trabajar, sus cátedras, su profesor adjunto, sus estímulos y su derecho a partir, incuestionado, de sabático a París, donde seguirá cobrando sus quincenas sin dar clases ni, ahora sí, sufrir molestia alguna.
f) Ignorancia, manifiesta en la asunción de la inexistencia de antecedentes no testimoniales que dieran cuenta de irregularidades en la trayectoria del Dr. Boris Berenzon, siendo que durante la primera gestión de Ambrosio Velázquez se descubrió que el profesor firmaba por adelantado sus actas de asistencia, lo cual le valió una enérgica reconvención por parte del entonces secretario general, el Dr. Miguel Soto. También puede señalarse a este respecto el periodo en que el Dr. Berenzon ocupó y cobró dos plazas de tiempo completo en universidades públicas distantes 350 kilómetros una de la otra, una en la Facultad de Filosofía y Letras y otra en el Colegio de San Luis, donde se desempeñó, nominalmente al menos, como Coordinador del Posgrado en Historia. Y, finalmente, la denuncia presentada en contra del profesor por la Dra. María Alba Pastor, ante el Consejo Técnico, el día 2 de abril de 2004.
g) Inconsecuencia, presente en el desinterés por tomar medidas para transformar el control de asistencia docente, tales como solicitar al Dr. Boris Berenzon, confeso de alteración fraudulenta y sistemática de su registro, una explicación oficial sobre los medios de los que se valió para hacer constar su firma en las actas, y, seguidamente, la implementación de medidas preventivas pertinentes. 
h) Ingenuidad, reflejada en la aceptación despreocupada de los justificantes médicos presentados por el Dr. Boris Berenzon, consistentes en recetas emitidas por un doctor particular, presentadas a destiempo, en el mejor de los casos capaces de justificar sólo algunas de sus numerosas ausencias, y, finalmente, coincidentes en fechas tanto con una intervención del profesor, en plena salud, como ponente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, como con días en que su firma consta inexplicablemente en actas de asistencia.
i) Indiferencia, insoslayable en el desinterés por problematizar sobre la educación de múltiples generaciones de estudiantes, formados por los profesores adjuntos del Dr. Berenzon y evaluados sistemáticamente con calificaciones sobresalientes.
j) Complicidad, evidenciada a lo largo de todo el proceso, con el ausentismo, la irresponsabilidad, el cinismo, la mediocridad y el fraude sistemático de quienes con su ausencia cotidiana ofenden a alumnos, colegas y a la nación que financia su modo de vida.
k) Inmoralidad, exhibida en el afán de defender lo indefendible ante el humillante escrutinio sardónico de la comunidad a la que el Consejo nominalmente representa.
Considero que la implementación inmediata de estas propuestas, sin duda en plena consonancia con el sentir de la comunidad, contribuirá a consolidar algunos de los más importantes logros obtenidos en los últimos tiempos, a reposicionar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Máxima Casa de Estudios en el sitio de privilegio que naturalmente le corresponde por su tradición, prestigio y compromiso humanista, y, finalmente, a trazar una ruta clara de desarrollo institucional que necesariamente deberá ser tenida en cuenta por las próximas administraciones
 
Habiendo agotado los pendientes, me despido cordialmente.
 
-Andrés Casas
Ex alumno de la Facultad de Filosofía y Letras
 
CCP:
Dr. José Narro Robles, Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México
Dr. Sergio Alcocer Martínez de Castro, Secretario General de la Universidad Nacional Autónoma de México
Lic. Luis Raúl González Pérez, Abogado General de la Universidad Nacional Autónoma de México
Dr. Jesús Álvarez Calderón, Director del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología