martes, 22 de marzo de 2011

Estadísticas

Es para mi un inmenso placer anunciar a los lectores que el cambio paradigmático no sólo está sumando seguidores a nivel local, sino también internacional: es ya innegable que presenciamos un proceso global de transformación profunda de las estructuras sociales de producción. A continuación, las estadísticas del blog Yo (también) quiero un trabajo como el de Boris, cuyos visitantes constituyen sólo una fracción de quienes también siguen con interés este proceso desde sus aulas, correos electrónicos, facebook (¡55 miembros ya!) y otros medios.


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¡Nos vemos este viernes en el Consejo Técnico, 12 horas! ¡Protejamos nuestro proyecto social, exijamos impunidad absoluta para la vanguardia revolucionaria! ¡Ninguna sanción contra el Dr. Berenzon!, ¡Alto a la persecución al ausentismo!, ¡Apertura de plazas de tiempo incompleto!, ¡Instauración del premio a la docencia Boris Berenzon!, ¡Adjuntos también para trabajadores, estudiantes y adjuntos!, ¡Creación inmediata de la Cátedra Extraordinaria Maestros del Exilio Docente!. No escatimemos esfuerzos, el cambio de paradigma está a la vuelta de la esquina.

¡Boris nos necesita!

En su reunión del 28 de febrero de 2011, el Consejo Técnico de la Facultad de Filosofía y Letras, acuciado por el sector más reaccionario de la Universidad, decidió dar marcha atrás en el apoyo al cambio paradigmático que hacía algunos meses parecía consolidado. Desgraciadamente, la presión de los conservadores fue demasiada, y los consejeros se vieron forzados a iniciar un procedimiento sancionatorio en contra del Dr. Boris Berenzon Gorn, quien con su coherente ausentismo nos había dado el mejor y más progresista de los ejemplos.

El Dr. Berenzon, traicionado por quienes hasta entonces habían apoyado incondicionalmente su revolucionaria propuesta docente, se encuentra ahora en serios problemas. Estos se ven agravados porque los comprobantes médicos que con tanta premura había presentado para excusar sus ausencias del semestre pasado citan como fechas de convalecencia días en que se encontraba participando en un Congreso Internacional y en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, así como jornadas en que su registro de asistencia presenta su firma. Lo que con gran desaliento no podemos sino calificar de torpeza es en realidad producto de un incorrecto cálculo político: el Dr. Berenzon con seguridad contaba con que la Dra. Gloria Villegas, directora de la Facultad, le ayudara a salir airoso. Y esto no era una presunción falta de fundamento, puesto que Gloria Villegas fue su directora de tesis de maestría y doctorado, botón de muestra del vínculo entre ellos que en otras ocasiones le había sido de mayor provecho.

Preocupado, Boris hizo un intento desesperado por recuperar el apoyo del Consejo Técnico. Consiguió el número de teléfono de la Consejera Técnica Estudiante de Historia y le llamó para relatarle su versión de los hechos. Pero, y nuevamente por esto no podemos sino culpar a la mala fortuna, la citada consejera no sólo es sin lugar a dudas una de las máximas expositoras de la conservadora reacción universitaria, sino que había estado inscrita en los cursos de Boris y de primera mano había experimentado su ausentismo, juzgándolo, por supuesto, errónea e injustamente. Insatisfecho, el Dr. Berenzon se hizo también del número telefónico del Consejero Universitario Estudiante para explicarle su situación, pero según parece corrió con igual suerte. Con tristeza constatamos como los esfuerzos del revolucionario docente por recabar apoyos extraoficialmente fracasan en forma sistemática ante la obstinada cerrazón de los estudiantes.

Sin embargo, hemos de congratular al profesor por una magnífica jugada, digna de la ejemplaridad que tan justificadamente le concedemos. La derecha estudiantil inscrita en el curso de Boris, formada por quienes el semestre pasado protestaron ante el Consejo Técnico exigiendo que el profesor les diera clases, se ha fragmentado. Los fundamentalistas, incapaces de apreciar la revolución paradigmática que se desenvolvía frente a sus ojos, decidieron inscribirse con otro profesor y se han desentendido del asunto. Y para calmar a los moderados, el Dr. Berenzon ha debido hacer una concesión que debemos entender como una astuta acción estratégica: está impartiendo su curso. Si bien únicamente da una de cada dos horas de sus sesiones, Boris ha entendido que los tiempos exigían cálculo: los estudiantes que se quedaron están ahora satisfechos porque ya tienen clases y progresivamente alcanzan la conclusión, gracias a la insistencia con que el profesor aborda el tema, de que contra nuestro adalid se ha alzado una conspiración política de grandes proporciones. En una sesión del curso, incluso, solicitó una computadora portátil a uno de sus estudiantes para redactar allí mismo una carta que todos pudieran suscribir para defenderlo. Esperemos que estos estudiantes, que por lo pronto han declinado continuar con su denuncia, entiendan la verdad de sus palabras y puedan así unirse incondicionalmente a las filas del progresismo.

Universitarios: la situación es desesperada, la revolución paradigmática necesita de nosotros. La más mínima sanción en contra del Dr. Berenzon implicaría un precedente nefasto para el progreso de nuestra institución: un retraso de años en la implementación de los proyectos que pondrían a nuestra Facultad en la vanguardia humana, que liberarían a su comunidad de la penosa e injusta obligación de trabajar. La Facultad de Filosofía y Letras no puede permitirse esto, nosotros, todos los que queremos un trabajo como el de Boris para cada persona en el mundo, no podemos contemplar inmóviles la demolición de los cimientos de nuestra utopía social. Por todo lo anterior, yo los invito este viernes 25 de marzo a la tercera sesión ordinaria del Consejo Técnico, a realizarse a partir de las 12 horas en la Sala del Consejo cuya puerta se encuentra junto a la del área de teatros. Aprovechemos que las sesiones son abiertas para mostrar con nuestra asistencia el apoyo incondicional con el que cuenta Boris en su comunidad. Demostremos juntos nuestra rotunda negativa a cualquier sanción exigiendo a coro “¡Impunidad, impunidad, impunidad!”; persuadamos a los consejeros indecisos de la justicia de nuestra posición adaptando el clásico “Quiere llorar” en: “¡Quiere faltar! ¡Quiere faltar!”; dejemos bien claro a la reacción que tanto razón como fuerza nos asisten al grito de “¡Boris, ausente; el pueblo está presente!”. Marquemos, así sea únicamente con nuestra digna e indignada presencia, que el tema sí nos concierne, y que su resolución no nos resulta en absoluto indiferente.

domingo, 20 de marzo de 2011

Fe de erratas: Yo quiero trabajos como los de Boris

Con mucha alegría constato que la comunidad de la Facultad, lejos de la apatía que podía suponérsele, se suma entusiasta a mi Propuesta para el Cambio Paradigmático en la Facultad de Filosofía y Letras. Hace una semana fue publicado un escrito que avanza más sobre la línea propuesta, obligando incluso a reconsiderar la formulación del postulado básico del movimiento: Es a todos luces incorrecto afirmar "Yo quiero un trabajo como el de Boris". En estricto y empírico rigor, la consigna debería ser "Yo quiero trabajos como los de Boris". El texto, que cito íntegro de http://terapiacademica.wordpress.com/2011/03/13/yo-quiero-un-trabajo-como-el-de-boris-2/, es el siguiente:

"Yo quiero un trabajo como el de Boris (2)

Hace un par de días me llegó a las manos un extraordinario artículo que llevaba éste título, primeramente quiero congratular a su autora por tan brillante exposición, y en segundo lugar quiero hacer referencia a otro suceso, también concerniente al afamado Boris Berenzon que es digno de divulgar.
Tras la lógica emprendida por Beatriz, propongo un quinto apartado “Premio al cinismo y abuso de poder Boris Berenzon: tres pasos a seguir para lograr un mayor reconocimiento académico, puntaje en el SNI e incremento salarial”.
El año del 2010, también conocido por los mexicanos como el año de las celebraciones y desfalcos financieros a causa de sus centenarios y bicentenarios, nuestra máxima casa de estudios también cumplió un siglo de existencia, durante todo el año pasado la Universidad conmemoró su natalicio realizando coloquios, debates, publicaciones, concursos y eventos culturales.
Por algún motivo que desconozco, Boris Berenzon jugó un papel trascendental en éste último rubro. Así es, a éste miembro de nuestra comunidad académica, seguramente en reconocimiento por su ardua labor y compromiso académico, se le nombro comisario de la exposición del centenario de la Universidad Nacional; sorprendente ya que Boris Berenzon, no había realizado una sola exposición en su vida, cabe mencionar que ésta no era una exposición secundaria que se presentaría en los corredores de nuestra facultad ó en algún auditorio universitario, no, el espacio que auspició ésta magna exposición fue el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Casi con certeza podría asegurar que la decisión de dicha encomienda se sitúa en el nuevo discurso expositivo, abrir nuevos horizontes, metodologías y miradas en el espacio museístico y al mismo tiempo reconocer que los connotados curadores que son parte de ésta casa de estudios – Teresa del Conde, Deborah Dorotinsky, Cuauhtemoc Medina, Elisa García Barragan, Renato González, Jaime Cuadreillo, Jorge Alberto Manrique, Fausto Ramírez, entre otros- serían incapaces de lograr lo que Boris Berenzon logro, una exposición incomprensible, carente de discurso curatorial. Con éste hecho, Boris demostró que cualquier hijo de vecina es curador de una exposición, ese medio que se tenía copado por un grupo muy reducido y selecto de intelectuales fue transgredido por el vulgo e incompetencia que encarna Boris Berenzon.
Pero no sólo quiero hacer referencia a éste triunfo berenzoniano, a continuación expondré la brillante manera que este miembro de la academia universitaria implementó para hacerse de unos cuantos miles de pesos extracurricularmente sin tener que declararlos al fisco y cobrar simultáneamente su sueldo como profesor de tiempo completo de nuestra alma mater, es decir cobrar dos veces a la misma institución, situación que para la mayoría de sus profesores esta penalizada pero que como veremos a continuación todo es cuestión de entender el sistema para poder utilizarlo.
Para llevar a cabo la tarea encargada, la exposición, Berenzon contrató (con recursos de la Universidad) un equipo de ayudantes, todos ellos alumnos suyos de ésta facultad.
Tras meses de trabajar sin percibir sueldo, el día que finalmente reciben sus cheques, su querido y respetado profesor “Boris” preocupado por la violencia que se vive en nuestro país y en el afán de proteger la integridad de sus alumnos para que no fueran a ser presas de algún maleante, pone a su disposición tanto a su chofer como a su adjunta para que acompañe a los muchachos al banco a cambiar sus cheques; un gesto generoso sin lugar a dudas. Al llegar al banco, hacer la cola y cobrar su dinero, la adjunta a boca de jarro les exige que depositen la mitad de lo percibido en un número de cuenta a nombre de “BORIS BERENZON GORN” y espera a que cada uno de sus subalternos obedezcan la indicación hasta comprobar que la operación se ha llevado a cabo.
Efectivamente, la adjunta no les puso una pistola en la cabeza, pero si sirvió como presencia intimidatoria para que se hiciera éste intercambio, un hecho que algunos envidiosos podrían leer como abuso de poder pero que afortunadamente ante los ojos de diversos órganos universitarios no es un elemento de prueba suficiente para proceder en su contra, los jóvenes no sufrieron coerción sino que decidieron regalar la mitad de su sueldo a su querido y respetado tutor.
Cabe mencionar que ademas de éste generoso obsequio por parte de sus pupilos, Boris Berenzon percibía un sueldo como comisario de la exposición más su salario de profesor titular de tiempo completo en la Facultad de Filosofía y Letras.
No me queda mas que felicitar a las autoridades universitarias por el excelente trabajo que desempeñan en casos como éste. Algunos mal pensados e injuriosos pueden elucubrar sobre éstos hechos, dicen, que el profesor Berenzon tiene relaciones de alto nivel con miembros de la “familia universitaria” quienes lo cobijan y permiten que proceda de esta manera sin recibir sanción alguna; y aunque pareciera que estoy escribiendo sobre algún capo de éste país, penosamente no es así, estoy refiriéndome a un distinguido miembro de la comunidad académica, galardonado en la segunda mitad de la década de los noventa con el premio Universidad Nacional, profesor titular de esta facultad y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Un hombre sin escrúpulos ni principios que goza de impunidad en los territorios autónomos de la UNAM que le sirven de principado para llevar a cabo sus fechorias.
Otilia Florescano"